sábado, 8 de agosto de 2009

Se requiere traductor...

Ensimismados como estamos en nuestros propios problemas, cada vez más atentos a los desvaríos de Chavez para olvidarnos de los de Calderón, obviamos nuestra íntima conexión con todo lo que pasa en Estados Unidos. Un opaco localismo que nos hace pasajeros de un trén sin conductor pero del cual confiamos sepa a donde se dirige. Tan enorme es la presencia de los Estados Unidos en nuestra vida cotidiana que pensamos que podemos olvidarnos de cuestionar si esa roca en la que se balancea el mundo es indestructible o si acaso ya muestra fisuras, desgaste, erosión... Observamos fascinados como el American dream se deshace pero en el fuero íntimo rogamos que se sostenga un tiempo más... Nuestras rutinas dependen de ello. Ya sea que estemos conformes o no, somos habitantes del TLC, -NAFTA. "El mundo" mexicano que construimos en tres lustros, inequitativo como fuere, pendía de la promesa del progreso indefinido e infinito de nuestro vecino Esa isla reducida en donde retozaba la clase media mexicana se sostenía gracias al nudo gordiano salinista que nos hermanaba definitivamente al coloso hipertrofiado...

Y mientras aquí Calderón sigue obsesionado con su guerra al narco (de que tamaño serán los demás problemas que prefiere ver como se "arreglan" solos). En US, Obama, junto con su país continúa la guerra a las matemáticas, el combate a la realidad. Así, le doy paso a una editorial invitada Cualquier parecido con nuestra realidad es motivo de más pesquisas de parte del lector:

Todo perfecto
James Howard Kunstler 
Agosto 3, 2009 7:36 AM 


  Cuando la mentalidad de manada se alinea en el compás apuntando a la “prosperidad permanente” o a un camino pavimentado de ladrillos de oro o adornado de brotes verdes, o algo parecido, tiendo a ver la cornisa de un precipicio en el sendero. Estamos totalmente atrapados en el puño de la mortal tasa decreciente de ganancia de la era de la tecnología de la información. Mientras más información llega de cómo se encuentra la situación, especialmente de la TV, más confusa o equivocada es la visión de la sabiduría convencional.
Se ha formado un amplio consenso en los medios y los voceros gubernamentales e incluso entre algunos de los inversionistas y comentaristas que tienden al pesimismo (bears) que lo peor ha quedado atrás en esta economía contrahecha, Este punto de vista está desquiciado, es una locura. Nos conducirá a un desencanto masivo en unas semanas o meses, y ese desencanto podría transmutarse fácilmente en problemas políticos. Uno podría incluso llamarle a esta situación “Tragedia”, excepto que inspeccionando de cerca el sórdido espectáculo de la transformación de la cultura norteamericana – un circo perpetuo de los siete pecados capitales – sugiere que merecemos ser castigados por la historia.
No es difícil encontrar al causante de esta alucinación masiva: Se basa en el deseo, especialmente el deseo de conservar todas las comodidades, lujos, y timepo libre que se habían convertido en la norma de la vida norteamericana. Estos lujos se están despidiendo en grandes porciones para la mayoría de la población –Mientras que una pequeña fracción de la pirámide bien conectada se acomoda en un cerro creciente de riquezas, disfrutando de privilegios cada vez mayores. Aquellos en el amplio noventa y cinco por ciento se manifestaban satisfechos siempre y cuando hubiese la posibilidad de que ellos también podrían convertirse en miembros del exclusivo club del cinco por ciento de la cima –con base a vender carros, o construir casas, o vender hipotecas o alguna otra aventura facilitada por el crédito fácil y una sonrisa. Esos días y esos caminos han desaparecido. El noventa y cinco por ciento del fondo se ha quedado con casas en proceso de descomposición de las cuales no pueden pagar las mensualidades, sin prospectos de empleo remunerado legal, embargadores al acecho detrás de los arbustos para llevarse el PT Cruiser, El servicio de cable cortado Queso Kraft y hamburguesas (Si tienen suerte), y Larry Summers (asesor económico de Obama) proclamándoles que sus problemas han sido resueltos (Si yo fuera Larry estaría pensando en una mudanza a algún lugar como las islas canarias).
Demasiados elementos desastrosos se han alineado en los meses venideros para garantizar que estamos entrando en una nueva fase histórica: La Larga Emergencia.
• El gobierno en todos los niveles está peor que quebrado
• Nuestra moneda, el Dólar, tiene una hemorragia de credibilidad-.
• Estamos incapacitados de pagar las viejas deudas en todos los niveles o de contratar nueva deuda.  
• Deuda impagable o tóxica merodeando en los márgenes de los estados contables empresariales por doquier
• El fiasco de la burbuja inmobiliaria se encuentra lejos de haberse derrumbado por completo.
• El fiasco de los bienes inmuebles comerciales apenas comienza.
• El desempleo subiendo implacablemente.
• Los llamados “consumidores” incapaces de consumir consumibles.
• Líneas cruciales de suministro energético frágiles.
• Suministro alimenticio sujeto a problemas y anormalidades climáticas.
• Un mundo repleto de otras sociedades que disfrutarían vernos caer y sufrir.
Cuando “La larga emergencia” fue publicado en el 2005, dije entonces que el más grande peligro que esta sociedad enfrentaría sería el de su inclinación a equiparse para sostener lo insostenible a cualquier costo –En vez de confrontar la necesidad de hacer nuevos arreglos para la vida diaria. Eso es exactamente lo que parece haber sucedido y no ocurrió bajo el mando de un derechista reaccionario cripto-fascista en charlas personales con Jesús, sino bajo la égida de un partido “progresista” liderado por un joven amable y dinámico sin la carga de un compromiso cultural profundo a Wall Street. Barack Obama ha sido chupado y engañado. “Cambio en el que puedes creer” transformado en “Un Status Quo para el cual moverás al cielo y la tierra por aferrarte al él”
Al margen de lo que pienses o sientas respecto al desempeño del Señor Obama hasta donde vamos, esta estrategia en términos de nuestro rumbo como nación tiene un pulso de tragedia. Lo que es de resaltar, para mí, yendo un paso más allá, es la ausencia de una visión amplia –no solo en el presidente sino en todos aquellos personajes supuestamente inteligentes que lo rodean, líderes incluso fuera del gobierno, en la empresa privada, educación, cincia y las profesiones.
La historia nos está presentando claramente con un nuevo conjunto de mandatos: Localizar, discernir, reducir y ponerse a trabajar en ello de inmediato. Prepararse para ello ahora o la naturaleza te va a dar un golpe en la cabeza en un futuro nada distante. Intentar mantener cualquier cosa en esta escala gigantesca va a convertirse en una apuesta perdedora, ya sea el control militar de los pueblos en Asia central, o las enormes burocracias que se pagan en los USA, o las grandes granjas industrializadas, o las grandes cadenas de supermercados o las universidades estatales hipertrofiadas, o las redes globales de suministro energético.
Estos imperativos se encuentran tan fuera de la cajita de la experiencia común en este momento, que arrastrarlos al centro del ruedo de la política solo puede concitar miradas ausentes o risillas nerviosas. Pero nos guste o no, estas son las cosas que van a importar realmente en los años venideros –No si acaso General Motors puede tornarse en una compañía con ganancias en algún momento en el futuro, o cuáles serán las cifras de ventas de Target (cadena de tiendas de autoservicio) en el trimestre venidero, o si el último rascacielos de condominios y complejo de casinos en Las Vegas podrá ser mercadeado con éxito. 
Aquí, en estos días de verano, me parece que la situación en los Estados Unidos está tan fundamentalmente echada a perder, tan vacía de promesa, tan llena de trampas que garantizan la derrota, que me pregunto si jamás ha habido una sociedad tan completamente alucinada como la nuestra. Somos prisioneros de nuestros deseos, viviendo en un extraño tiempo de ensoñación, ignaros de las fuerzas que se ordenan en los márgenes de nuestra visión, perdidos en un laberinto confeccionado por nosotros mismos.
Cualquier cosa puede pasar ahora. Ciertamente que no excluyo alguna fechoría internacional conforme damos vuelta la hoja hacia el otoño. El aire está tan lleno de cisnes negros que el cisne blanco es el que parece ser excepcional. Cualquier otra cosa que pase, seguramente será interesante ver la reacción pública a los anuncios de Wall Street a su repartición de bonos de desempeño navideños. Mas les vale a los amigos del Rockefeller Center pensar en comprar un árbol de navidad a prueba de incendios.

Traducción: CRP


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