viernes, 31 de octubre de 2014

Desaparecidos


Absortos en el paisaje del río de sangre cotidiano que es la noticia en México es posible olvidar que la guerra que vivimos es mucho mas profunda que una disputa por territorios de amapola y cristal. Que tiene sus raices en un proyecto histórico ajeno a la civilización mexicana. La desaparición de miles y miles de mexicanos va acompañada de la desaparición -desde la cúpula- del proyecto de nación soberana. Detrás de cada desaparecido se manifiesta la intención del despojo violento de la tierra y de los derechos de la población a una existencia distinta a la de la servidumbre. El narcoestado que actúa hoy contra la nación trabaja de la mano con los grupos de gestión corporativos que exigen el borrado del título de propiedad de los mexicanos sobre el territorio. Los 43 desaparecidos de Ayotzinapa se suman a las otras decenas de miles de desaparecidos. Cada uno de estos casos la manifestación práctica y eficiente de un robo, un despojo, una violación, un ultraje cuyo fin es la concentración de la riqueza en manos de una élite lacayuna que no puede ver mas destino para el país que el de ser botín corporativo.

Eso que llamamos "México" va desapareciendo tras cada acto violento. Se van mutilando los hilos de biografías entretejidas de los mexicanos... a cada desaparecido cambia de manos el título de propiedad de una finca, terreno o empresa de una familia que huye de la muerte. Resulta claro que detrás de cada desaparecido hay una intención criminal de despojo... O, si el desaparecido es pobre, marginado, como en el caso de los 43, despojarlo de su capacidad de resistencia comunitaria. de su capacidad de protestar, de su capacidad de tener un proyecto de vida de poder pensar el futuro. En la desaparición de los 43, que solo es una fracción del 1% de todos los desaparecidos en esta guerra contra México, la mano siniestra del Estado mexicano ejecuta con hechos contundentes lo que la mano diestra va legislando desde el congreso: El nada gradual despojo de la nación a su derecho territorial. En esta exitosa guerra contra México, la élite vendepatrias sufre un  tropiezo en Ayotzinapa: La desaparición de los 43 horrorizó al mundo... No se manejó con la discreción adecuada. Algunos de los sicarios erigidos como gobernadores o presidentes municipales o jefes de plaza o militares o policías de diversos rangos no midieron la magnitud mediática de los hechos. Perdieron el control del mensaje y la narrativa. "Mover a México" se convirtió a lo largo de un mes en una película de horror; En una multiplicación de fosas comunes llenas de desaparecidos  que nadie había contabilizado. Seres humanos que ni siquiera habían merecido mención... Muertos, torturados, mutilados, quemados en vida que no constan en ningún registro forense o policiaco... Biografías que no dejaron siquiera una sombra al desaparecer en su martirio.

El tropiezo de los 43 desaparecidos no consta en el acto mismo sino en la pérdida de control de la narrativa. Los 43 inmolados impidieron al gerente de remates asistir a la reunión del G-20 en donde sumaría su voz a la de su patrón. El "Global citizen" se vió impedido de usar su nuevo juguete de circumnavegación con el cual, como buen comerciante podría ir de continente en continente a exhibir los bienes nacionales en vendimia, del proceso de expropiación, despojo... -O mejor- desaparición, (él le llamaría integración) de México en favor del capital. Ahora, para mantener el teatro de simulaciones del cual él es el actor principal, se tiene que comprometer a lo imposible: Despojar de la impunidad a la clase criminal que él encabeza. Curiosa paradoja que vive el "Comandante en jefe de las fuerzas armadas mexicanas": Ha empeñado su palabra en cancelar la impunidad indispensable para su proyecto de desaparición de México.

Al tiempo, a la conciencia.





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